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lunes, octubre 23, 2017

PUNTO DE PARTIDA

En este apartado voy a hacer una reflexión del punto en el que me encuentro en el momento de empezar el Máster de Profesor de español como Lengua Extranjera. Espero que al finalizar el master mis expectativas se hayan cumplido.








 LA ENSEÑANZA DE LAS LENGUAS EXTRANJERAS

Una imagen y mil palabras

Los diferentes implicados, en el proceso de enseñanza-aprendizaje de una lengua, y la interdisciplinariedad de la lengua, nos lleva a tener que considerar todos los elementos y aspectos que entran en juego e influyen en el aprendizaje de una lengua extranjera.

 Por un lado, reflexionando sobre mi propia actuación, como profesora de lengua extranjera, y futura profesora de español para extranjeros, debo decir que, se supone primero un extenso conocimiento de la lengua que se enseña y una formación en todos los campos implicados en la enseñanza de la lengua. Considerando todos estos parámetros, creo que debería ampliar mis conocimientos en lingüística, psicolingüística, sociología, antropología y pedagogía, disciplinas todas ellas implicadas en la enseñanza de una lengua extranjera, para así mejorar mi formación docente.
Del mismo modo, creo que una de las misiones importantes que todo profesor tiene es la de investigar y actualizarse en todos estos campos, incluyendo también la tecnología, tan presente en un mundo en continuo cambio como en el que vivimos. Así pues, la motivación del profesor para formarse, como búsqueda de nuevas posibilidades para mejorar el sistema de enseñanza-aprendizaje, juega un papel importante.
Además, como profesora de español para extranjeros, debería conocer no sólo el marco legal de la LOE y de la LOMCE, sino también aquél que se refiere concretamente a la enseñanza de ELE, es decir, el Plan Curricular del Instituto Cervantes, así como también tener un buen conocimiento del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas que marca la Unión Europea.
De todo lo mencionado hasta ahora, gracias a mis compañeros, llego a la reflexión de que el desarrollo personal no se consigue de la nada, se aprende de las experiencias y de la dinámica grupal. Cada cual forma su propio modelo de profesor con la profundización de conocimientos y compartiendo experiencias con los demás.






Por otra parte, aprender una lengua extranjera supone para mí que el alumno desarrolle la competencia comunicativa, es decir, la capacidad de comprensión y expresión, oral y escrita, la capacidad de cooperación, de autonomía y de interacción social. El alumno debe desarrollar también el pensamiento crítico, adquiriendo destrezas de pensamiento creativas, explorando oportunidades para aplicar lo aprendido en diferentes contextos. Además, debe saber tomar decisiones y desarrollar la competencia intercultural. La manera de conseguir que el aprendizaje del alumno de ELE se haga más significativo y útil será a medida que éste vaya creando conexiones sinápticas y adquiriendo las capacidades y habilidades que se requieren para dominar una lengua. Así también, su conocimiento de la lengua crecerá a medida que su mente vaya almacenando y recuperando información,   cambiando y evolucionando, y aprendiendo también a través de la experiencia, hasta que esta segunda lengua forme parte de él.


Visto desde otra perspectiva, mis creencias sobre lo que representa enseñar se basan en asegurar que los alumnos alcancen los objetivos que marca el currículo y, de ese modo, adquieran las competencias marcadas por el currículo oficial. Para ello, el profesor debe hacer una planificación detallada de los contenidos y preparar cuidadosamente las actividades, teniendo en cuenta aquella metodología y aquellas herramientas y materiales que favorecen el aprendizaje del alumno. El profesor debe monitorizar, guiar y evaluar, involucrando al alumno en este proceso, mediante rúbricas y recopilación de datos que le sirvan para diseñar correctamente las actividades. Con la finalidad de conseguir que el alumno adquiera competencia comunicativa, el profesor debe desarrollar estrategias de aprendizaje creativas que favorezcan el aprendizaje autónomo del alumno, estrategias que faciliten y promuevan la interacción entre el alumnado, a diferentes niveles y en diferentes contextos, adecuándose también a las necesidades de los alumnos y al contexto de aprendizaje.
El profesor pues debe ser en definitiva un apoyo para el alumno, debe ayudar al alumno a mejorar su competencia comunicativa, analizar el lenguaje del alumno en sus interacciones, orales o escritas, y facilitar recursos para asegurar su progreso y el alcance de los objetivos. Como afirma Vygotski (1931), una manera de apoyar al alumno es tener en cuenta la teoría de la zona de desarrollo próximo para saber la diferencia entre lo que el alumno sabe hacer solo sin ayuda y lo que puede realizar con ayuda, es decir, el profesor debe tener en cuenta la diversidad del alumnado y adaptar los objetivos, contenidos, metodología y evaluación en relación con las necesidades de los alumnos.
Enseñar supone ofrecer al alumnado metodologías activas para que el estudiante sea el protagonista de su aprendizaje, aplicando, analizando, evaluando y creando sus productos que contextualicen lo aprendido, el “saber hacer”.

Desde otro punto de vista, en lo que se refiere al proceso formativo del alumno, pienso que el aprendizaje no es un acto individual sino social, que requiere de tutorización y acompañamiento por parte del profesor. Para mí, el trabajo en equipo es fundamental. En un equipo todos los miembros de un grupo deben responsabilizarse de una función dentro del grupo, con lo cual el alumno tiene una responsabilidad individual y recibe la colaboración y ayuda del equipo. La distribución de roles ha de hacerse de manera que no pueda haber un resultado sin la colaboración de todos.  El resultado ha de ser colectivo.

Por último, espero que esta reflexión me lleve a mejorar mi formación, tanto en el campo del español como lengua extranjera como desde el punto de vista de agente que forma parte del proceso de enseñanza-aprendizaje.



MUESTRA 1




BAJO EL PARAGUAS DEL MCER Y EL PCIC




En primer lugar, para introducir el tema, diré que ésta es la primera muestra en mi Portafolio Formativo, que forma parte también de una de mis primeras asignaturas del Máster y que se refiere a la tercera y última videoconferencia de Conceptos Fundamentales en didáctica de LE, titulada “Luces y sombras sobre el MCER y el PCIC”. 
El motivo de mi elección se fundamenta en la necesidad que he encontrado de analizar y estudiar dos apoyos teórico- prácticos fundamentales, a partir de esta presentación y de los documentos que la acompañan. Mi deseo es compartir con otros formadores de ELE la ilusión que me produjo haber descubierto realmente su sentido como documentos de base y, en especial, la utilidad en la práctica del segundo de ellos. Por otra parte, desde la perspectiva histórica, me ha servido para darme cuenta de cómo se llegó a ellos y cómo se sigue ahondando y complementando estos documentos para mejorar la calidad educativa. Pues bien, después de escuchar a mi profesor, Jaume Batlle, lo primero que hice fue colgar en mi bitácora de Portafolio estos dos documentos clave que él comentó. 
El primero, el MCER o Marco Común Europeo de Referencia, me pareció interesante incluirlo como material de referencia porque adopta un enfoque que determina la manera de comprender el aprendizaje de la lengua hoy, basado en cómo se aprende la lengua a partir de su uso, en "las acciones que realizan las personas que, como individuos y como agentes sociales, desarrollan una serie de competencias, tanto generales como competencias lingüísticas en particular"  (MCER, 2002:9). 
El segundo, el Proyecto Curricular del Instituto Cervantes, comúnmente conocido por PCIC, pensé que sería de mucha utilidad para la preparación de mis clases de LE, después de haber profundizado también en el documento para el análisis de una unidad didáctica, y en el comentario de fragmentos de textos escritos pertenecientes a documentos fundamentales del ámbito de la didáctica de lenguas extranjeras en la misma asignatura. Además, ambos documentos, el MCER y el PCIC, me acompañarán no sólo a lo largo de mi formación como profesora de ELE sino también en mi práctica profesional en el aula, y creo que me será de gran utilidad tener un acceso fácil a ellos a través de mi blog de ELE.
Lo que he recogido y me llevo de esta conferencia es que el MCER ha tenido un éxito fuera de lugar desde su publicación en 2002, gracias a los niveles de referencia de competencia comunicativa que estableció, lo cual ha llevado que se haya implantado en muchos países del mundo, no sólo en Europa. Desde esta perspectiva, se le reconoce como el máximo referente europeo de los niveles de competencia lingüística, mejor herramienta para medir los conocimientos de idiomas, con un enfoque y una comprensión del aprendizaje de la lengua extranjera claros y, por consiguiente, se aconseja utilizarlo como material de consulta para la formación docente y también como apoyo teórico y práctico. Es muy útil para la evaluación, porque a partir de los descriptores que presenta se pueden formular ítems más específicos. Como puntos débiles podemos señalar que el MCER  es de gran complejidad cuando se pretende su aplicabilidad al sistema educativo, puesto que la amplitud de cada uno de los niveles que establece hace muy difícil su adaptación a los niveles de los diferentes cursos o etapas, con lo cual podemos decir que es de naturaleza abierta, flexible y no específica, pone poca atención a la dimensión plurilingüe de la lengua y no tiene en cuenta la competencia comunicativa digital o edades tempranas, aunque se espera una nueva versión para el 2018 que incluye todos estos aspectos. En segundo lugar, y no menos importante, el PCIC es un documento que incide en las competencias generales y en las específicas. Los niveles de referencia que establece tratan la gramática, la ortografía, las funciones, tácticas y estrategias pragmáticas, nociones generales y específicas, referentes culturales, saberes y comportamientos socioculturales, entre otros aspectos. Se ha realizado una clasificación muy detallada de todo el inventario de sus componentes a partir del MCER, con lo cual, comparando ambos documentos, podemos decir que las competencias del MCER se relacionan con el PCIC, con la gran diferencia que en este segundo documento se observa mucha más precisión. Así, el PCIC es mucho más útil en la elaboración de materiales y creación de unidades didácticas, porque permite elegir, por ejemplo, aquellas funciones que creemos se deben trabajar con nuestro alumnado.
Como resultado de todo lo que he comentado anteriormente, mi propósito es utilizar esas bases como herramientas que me ayuden a mejorar mi función docente. Así pues, aprovecharé el PCIC para programar un curso, crear materiales para un nivel determinado y preparar pruebas de nivel que me permitan saber en qué nivel se encuentra el alumno, sin caer en el error de anticipar contenidos de un curso posterior o dejar otros importantes por tratar. El PCIC es un recurso valioso para todo profesor de ELE, que permite asegurarse en todo momento, por ejemplo, qué tiempo verbal debe trabajarse en un nivel B1, qué estructuras gramaticales, qué vocabulario, etc. A su vez, certifica a qué nivel del MCER corresponden los contenidos.
En cuanto al MCER resulta muy difícil poner en práctica sus propuestas en una clase de LE, como por ejemplo de inglés, puesto que debería desarrollarse un segundo nivel de concreción como se ha hecho con el PCIC para el español. Es de esperar que la labor que ha realizado el IC sirva de modelo y ejemplo para que se desarrolle un proyecto curricular semejante para el inglés, LE que forma parte de todos los currículos oficiales en nuestro país.
Deseo también poder añadir pronto el link del nuevo documento MCER en el momento en que se publique la nueva versión y así poder ver las modificaciones y actualizaciones definitivas que se han realizado al primer documento, puesto que las formas de comunicación han cambiado mucho desde entonces y quizás sea de mayor utilidad.
Enlaces a los documentos base:
Como conclusión, decir que la experiencia de cursar la asignatura de Conceptos Fundamentales al inicio de este Máster ha sido muy gratificante y productiva. He aprendido nuevos conocimientos y refrescado otros, y he visto el proceso que se ha seguido a lo largo de la historia, no sólo de los documentos comentados anteriormente sino de los diferentes métodos aplicados a la LE. Esto me ha permitido cambiar mi visión sobre la enseñanza de ELE y mi actuación a nivel profesional como maestra de LE.
Por último, agradecer la implicación de los profesores y las aportaciones de mis compañeras a las actividades de grupo que corroboran en qué consiste todo este proceso de aprendizaje y retroalimentación, ya que sin ellos no hubiera podido plasmar mi recorrido en esta etapa del camino donde me encuentro.

BIBLIOGRAFÍA


BATLLE, J. (2017). Conceptos Fundamentales. Módulo 6: Documentos clave en la didáctica de ELE: el MCER y el PCIC. Material no publicado. Recuperado de http://campus.unibarcelona.com/bbcswebdav/pid-1225342-dt-content-rid-10884026_1/courses/2017_10_A_20075/CF_MOD6_nov17.pdf

Instituto Cervantes (2006). Plan curricular del Instituto Cervantes. Niveles de referencia para el español.
Recuperado de  
https://cvc.cervantes.es/Ensenanza/biblioteca_ele/plan_curricular/default.htm
Link

Marco común europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza, evaluación. Instituto Cervantes, 2002. Link. [En línea] Disponible en: http://cvc.cervantes.es/obref/marco (traducción del Common European Framework of Reference for Languages:Learning, Teaching, Assessment. Strasbourg: Council of Europe, 2001.

SLAGTER, P. (1979). Nivel Umbral. Strasbourg: Consejo de Europa. Recuperado de
http://www.marcoele.com/descargas/nivel_umbral.pdf Link

























Autoevaluación II

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